El primer libro de autoayuda elaborado en España para gays, lesbianas, transexuales y bisexuales se titula Tal como somos. Su autor, el psicólogo madrileño Manuel Ángel Soriano, desgrana a través de más de 40 entrevistas aspectos tan diversos como el papel de la familia, el amor entre mujeres, los temores de las personas mayores de 60 años, las dificultades de los católicos para reivindicar su sexualidad o la amenaza del sida. «Me gustaría que esta obra sirviera también a los heterosexuales, para que vieran esta realidad de una manera más natural, sin falsos tabúes», dice Soriano. El juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska y el periodista Leopoldo Alas le arroparon en Madrid en el acto de presentación.
-
¿Por qué un libro así?- Porque en este país apenas existen libros de autoayuda para la comunidad lesbiana, gay, transexual y bisexual (LGTB). Lo que leemos aquí son traducciones de autores franceses y norteamericanos. La temática es la misma, pero los puntos de vista y la realidad política y social son diferentes.
-
¿Por qué decidió contarlo todo a través de testimonios?- No quería un libro de recetas. No me gustan las recetas para que la gente sea feliz. Quería que la gente contara sus vidas con sus misterios gozosos y sus misterios dolorosos; y a partir de ahí obtener referentes que resultasen de validez para los lectores.
- ¡Para ser heterosexual no le hace falta a uno un libro!
- Pero fíjese qué curioso: los heterosexuales tienen muchísimos libros de autoayuda. Si tienen baja la autoestima, problemas de mobbing, de comunicación...
- ...Esas publicaciones valen para todo el mundo, ¿no?
- ¡Ya, pero también tienen sus libros para si la afectividad no les va bien! Los libros de autoayuda salen como setas y no hay más que ir a las grandes librerías para ver que todas reservan una sección completa de ellos; pero todos para la comunidad heterosexual.
-
¿Es un libro para salir del armario?
- Es un libro de afectividad y de vida. Y sí, qué duda cabe, es un libro que puede venir bien para salir del armario.
- ¿Debe salirse del armario?
- Hay dos salidas del armario. Vamos a puntualizar.
- Hagámoslo.
- Una es una salida íntima y existencial que hace una persona consigo misma cuando se reconoce gay o heterosexual. Es la más importante, que uno se acepte, se cuide, se quiera y se valore a sí mismo. Y luego hay otra salida que podemos llamar social, que se da cuando alguien lo notifica a su familia, en su trabajo, donde sea.
-
¿Debe darse ese paso?- No es fácil con la homofobia que todavía hay en la sociedad. Lo ideal es que todo el mundo salga del armario; pero hay que ser realista y reconocer que a veces no es fácil. No hay que correr riesgos innecesarios ni ser mártires de la causa.
-
¿Por qué, según relata, reaccionan tan mal ante la homosexualidad personas que la ocultan?- A veces da miedo reconocerse a sí mismo una serie de conductas y sentimientos. Vivimos en una sociedad impregnada de la cultura judeocristiana y somos herederos de la dictadura franquista que mandaba a los homosexuales a un penal reformatorio de Huelva. A veces, cuesta aceptarse.
-
¿Cómo suelen vivir los padres un anuncio así de un hijo?- Depende de su nivel de religiosidad católica y de su homofobia, de su conservadurismo. Hay de todo, familias que lo aceptan con naturalidad, otras que necesitan un periodo de adaptación y otras que lo viven mal.
Sin victimismos
- Una mujer le contó que siempre aceptó la homosexualidad, pero que con la de su hijo no pudo.
- ¡Claro! Muchas veces se ve la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Cuando afecta a uno lo natural deja de serlo tanto.
- De su libro se desprende una autentica persecución contra el colectivo. La familia, la escuela, los partidos, la universidad, los medios... ¿Demasiado victimismo?
- No he querido dar una visión victimista. El nivel de libertad en España es muy superior al de otros países, donde la homosexualidad está castigada incluso con la pena de muerte. Pero es cierto que si un 70%de la población lo acepta es porque hay otro 30% que no. Una pareja gay en Chueca o El Eixample no choca, pero en otros espacios una manifestación afectiva entre dos personas del mismo sexo puede tener riesgos.
- Ha entrevistado a unas 40 personas. ¿Cuál es el episodio más doloroso que le han relatado?
- Los que más me han impactado son los de los hombres transexuales. Nacieron mujeres y quieren ser hombres. Sus historias son las más dolorosas que he oído junto con las de los gays seropositivos.
-
¿Es más fácil ser gay que lesbiana?
-No; lo que pasa es que la lesbiana está bastante más armarizada.
-
¿A qué se refiere?- Me costó encontrar una pareja de lesbianas para entrevistar. Y tenga en cuenta que todos los entrevistados aparecen con nombre ficticio.
-
¿También afecta el machismo al mundo homosexual?- El machismo es real y no sólo afecta a los heterosexuales. En el mundo gay, a veces superficial, suele ocurrir que se rechaza a una persona por tener más de 40 años o por vivir con el virus del sida. Hay homofobia y machismo, sí, pero menos entre las mujeres.
-
¿Cómo se vive la amenaza del sida en la comunidad homosexual?- A pesar de todo, hay una sensibilización enorme. El homosexual es uno de los colectivos que mejor sabe sobre las formas de transmisión del VIH, pero también es cierto que ha habido cierta relajación en el uso del preservativo.
- Trabaja usted con grupos de autoapoyo a seropositivos.
¿Qué sentido tienen hoy este tipo de servicios?
- El estigma social sigue estando ahí y las personas necesitan refuerzos continuos para que su autoestima no se venga abajo. Si una persona seropositiva sale del armario y hace pública su enfermedad se encontrará con una marginación tal que puede perjudicarle hasta en el ámbito laboral.
-
Pregunta usted reiteradamente por la Iglesia católica. ¿Por qué?- El rechazo histórico de la Iglesia católica al mundo homosexual choca con las estadísticas que tenemos. Donde hay un mayor porcentaje de gays es justo en esa institución. No se entiende.
- ¿Podría explicarse, por favor?- La edad media de los religiosos rondará, no lo sé, los 50 años. Hay mucha gente mayor que en la época franquista una de las maneras que tuvo para ocultar su homosexualidad y aparentar una normalidad era meterse en una orden religiosa. Así no tenían cargas, nadie les señalaba con el dedo si permanecían solteros. Hay estudios muy serios que revelan que el porcentaje de gays en la Iglesia católica es muy elevado, no sólo en España.
- Con tanto gay, ¿cómo explicaría su posición ante la homosexualidad, el uso del preservativo...?
- El rechazo de la Iglesia al uso del preservativo me parece un atentado contra la salud humana. Es incomprensible pedir la castidad absoluta al ser humano, que es un ser sexuado. Este tipo de posturas tan intransigentes hacen mucho daño.
-
¿Por qué ha dedicado un capítulo a los gays cristianos?
- Porque creo que son unas personas que necesitaban estar ahí recogidas. Por una lado está la jerarquía, otra cosa son los cristianos de base. En Madrid, Rouco Varela quiso cerrar una parroquia de Vallecas que trabaja con personas marginales, pero no pudo.
-
Es usted psicólogo: ¿qué piensa cuando oye que la homosexualidad debería tratarse como una patología?- Lo mismo que dijo la Organización Mundial de la Salud ya en los años 80.La homosexualidad y el lesbianismo no son comportamientos anormales ni patológicos. Ideas así ponen de manifiesto un nivel de ignorancia y forman parte de un inconsciente oscuro de los que no quiero hablar.
Manuel Ángel Soriano recorrió toda España en la segunda mitad de los 70 para escribir una tesis doctoral sobre la homosexualidad. Su profesor no se la firmó.
- Más de uno al leer el encabezamiento de esta entrevista habrá pensado: '¡Pero de qué se tienen que quejar ahora todos estos!'.
- Gays, lesbianas, bisexuales y transexuales tendremos que quejarnos hasta que desaparezca totalmente la homofobia, hasta que nadie tenga miedo a salir del armario, hasta que no necesitemos en las ciudades guetos como Chueca, donde podamos respirar.
- Su primer libro, de 1978, se tituló Homosexualidad y represión. ¡Entiendo que algo ha cambiado desde entonces!
- Por fortuna, muchas cosas. Escribí aquel libro con veintipocos años y en él cuestionaba la ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social y la postura intransigente del dogma católico. La ley se derogó en 1979 y desde entonces hemos logrado dar la vuelta al 70% de la sociedad que entendía la homosexualidad como una patología. Hoy somos un país de vanguardia.
-¿Qué queda por hacer?
- Como terapeuta me sorprendo cuando llega a mi consulta gente joven, de 20 años, con dificultades para salir del armario y las mismas inquietudes que teníamos nosotros en los años 70. El cambio ha sido sustancial y positivo, pero hay que manejarlo en su justa medida.
-
Entonces, ¿a qué se refiere en Tal como somos cuando dice que «el momento dulce en el que se vive no es suficiente»?
- Nunca estaremos lo suficientemente agradecidos al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero por las leyes que ha promovido. Pero la sociedad va por otro lado. Todas esas legislaciones todavía no se han asimilado y hay militantes del PP que dicen que si ganan, intentarán anularlas.
- También ha publicado recientemente su tesis doctoral, La marginación homosexual en la España de la Transición.
¿Por qué se censuró?
- La terminé en 1979 y la tenía firmada por un catedrático liberal de la época que al leerla se me arrugó y me dijo que hiciera una nueva. Me había recorrido todo el país durante dos años y medio recogiendo las plataformas reivindicativas de todos los movimientos de liberación homosexual en un tiempo sin Internet y me negué a empezar de nuevo. La guardé en un armario y allí ha estado reposando 25 años.
- No es doctor, pero tampoco puede decir que su mensaje se haya perdido.
- Para ejercer la Psicología no me hacía falta ser doctor. En 2004, desempolvé la tesis y la volví a leer. Me pareció interesante como estudio de memoria histórica. La pasé al ordenador y le quité una línea, sólo una. Le hice una introducción y me la publicaron en Egales. El Ministerio de Cultura compró 400 ejemplares para las bibliotecas municipales.
FERMÍN APEZTEGUIA