miércoles, 5 de noviembre de 2008

SALIR DEL ARMARIO......MUJERES


Ya no es ninguna novedad que algunos chicos proclamen su homosexualidad o bien su bisexualidad, pero no es tan habitual entre las chicas. En este aspecto nos queda mucho camino por recorrer


Tener dudas respecto a la orientación sexual forma parte del desarrollo personal. Las preferencias afectivas y sexuales se perfilan a partir de la adolescencia, período de muchísimos cambios que lógicamente confunden, pero hay veces que lo tienes clarísimo, te gustan las chicas, aunque desde que naciste se te adjudicó el cartel de heterosexual. Lo difícil llega cuando te hacen la preguntita: ¿y para cuándo el novio? ¡Qué rara eres! Entonces te das cuenta de que ya es el momento de que se enteren de una vez por todas de que tienes pareja, además desde hace mucho tiempo, pero... que es de tu mismo sexo. Es normal que te vengan a la cabeza frases como tortillera, bollera, desviada… todo connotaciones negativas que te hacen negarte una y otra vez. Pero ¡No! Sentir, querer, desear nunca puede ser negativo ni malo. Ninguna orientación sexual es mejor o peor que otra y por eso no eres ni mejor ni peor que otra persona que sea heterosexual.

Acepta que ‘entiendes’
Todas las personas tienen derecho a sentirse bien consigo mismas. Todos somos valiosos y desarrollar la autoestima es fundamental.

Cuando Sara se dio cuenta de que era lesbiana tenía 20 años. Desde siempre se sintió diferente al resto de sus amigas. Mientras ellas se volvían locas por salir con chicos, para ella eran sólo una diversión más, como cualquier otra. Salía con chicos, incluso mantuvo alguna relación, pero no sentía ni mariposas en el estómago ni se estremecía ante las caricias. Estando en COU, viajaron todos los que hacían el mismo curso (había cuatro clases de COU en su insti) a Bilbao a visitar el Guguenheim. Le tocó en una habitación con una compañera de otra clase y sin saber cómo experimentó su primera relación homosexual con ella. Nunca se había sentido tan bien, tan comprendida, tan excitada y pensó… seré bisexual. Muchas personas que ya se saben homosexuales primero se creyeron bisexuales. Es una forma de seguir ligada a la heterosexualidad. Sara se equivocó, pero por aquel entonces prefería seguir pensando que de alguna manera, aunque fuera sólo un poco, le atraían los chicos.

Desde esa relación lésbica, y sin ser del todo consciente, los pasos de Sara la llevaban a situaciones y lugares donde las relaciones entre chicas eran lo frecuente. A pesar de ello, seguía fingiendo ante el resto de la humanidad que le atraían los chicos y que el género masculino “le ponía”. Llegó un momento en que estaba exhausta de tanto teatro. Se planteó que era preferible salir del closet que vivir con ese pestilente olor a rancio.

Se hacía preguntas como ¿es que acaso he elegido ser homosexual? ¿Por qué me ha tocado a mí? La orientación sexual no es algo que una escoja, puedes elegir tener una u otra conducta sexual, pero la orientación sexual no está sujeta a una decisión personal. Le daba vuelcos el corazón sólo de pensar que iba a tomar la decisión de ser ella misma. ¡Vértigo! eso era lo que sentía. Tras un difícil proceso de aceptación, el siguiente paso tenía claro cuál sería: decírselo a sus padres. “Salir del armario” es el proceso de aceptarse como lesbiana y enfrentarse a la vida que se quiere llevar con su opción sexual.

Papá, mamá: me gustan las chicas
Siempre es difícil plantear en casa que eres lesbiana, pero no por ello tiene que ser traumático. Es un derecho y un alivio poder mostrarte tal y como eres delante de todos (hablar de tus amigas, tus salidas, tu pareja…). Sólo tú conoces tu situación personal y la de tu entorno y tú debes ser quien decida cómo y cuándo hacerlo, siempre teniendo presente que cuanta más distancia crees entre tu familia y tú más problemas surgirán. El silencio crea distancias. No hay fórmulas exactas de cómo has de plantearlo en casa, no veas raro si tus padres no aceptan de entrada esta noticia. Puede que la reciban, según los casos, negándose ante los hechos, pero con mucho diálogo y con el tiempo (pues ellos también lo necesitan) se irá normalizando la situación. Es importante buscarse algún apoyo.

Sara se lo contó antes a su hermano, y le ayudó muchísimo a que su familia comprendiera por lo que ella estaba pasando. Buscar una persona que comprenda la situación y que actúe de interlocutor y aliado es importantísimo, pues habrá cosas que el mediador pueda hablar más tranquilamente con el padre y la madre que la propia “implicada”.

Contactar con la comunidad gay
Hay muchas asociaciones que pueden ayudarte. No hablamos de que estés todo el santo día en sitios de ambiente, de hecho hay personas que ni los frecuentan (aunque es cierto que a la hora de ligar tenemos más claro en que ambiente nos movemos y huelga el preguntar a la chica en cuestión si entiende o no). Muchas parejas se han conocido a través de amigos, en alguna fiesta en el instituto o… ¿por qué no? ¡en una tienda de ropa!

No esperes que todo el mundo te acepte con la naturalidad que sería la normal, aún hay personas homófobas y gente que rechaza todo lo que no sea heterosexual, aunque hay algo que sí tienes todo el derecho a pedir y es respeto. Y aunque te gustaría que te comprendiesen, no lo necesitas, pero exige tolerancia ¡y sé tú también tolerante!

No creas todo lo que te dicen, sentir deseo, atracción o amor por una persona (independientemente del sexo al que pertenezca) ha existido y existirá siempre, nunca puede ser malo por mucho que parte de la sociedad se empeñe en mostrar lo contrario.

Todos somos diferentes. Los hay más locos y más serios; gente a la que le gusta bailar o chatear o investigar o pintar o correr o viajar… o todo a un tiempo. La orientación sexual no te va a hacer diferente, tú vas a ser la misma.

Los prejuicios
Ni todos los chicos homosexuales son amanerados ni todas las chicas lesbianas parecen camioneros. Tanto ellos como ellas son personas, y como tales, singulares y con sus propios gustos, comportamientos y formas de pensar. Si a ti te gustan las chicas, pues te gustan las chicas, y si también te gustan las camisas de cuadros y los vaqueros de talle recto, ¡perfecto!, pero eso no tiene nada que ver con tus inclinaciones sexuales, de la misma forma que hay chicos tope afeminados que no son en absoluto homosexuales. La forma de vestir o de expresarse es eso, sencillamente, una forma de vestir o de expresarse. Y no hay ninguna forma de ser mejor que otra, ni ninguna persona superior a la de al lado.

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