El miedo a cómo reaccionarán los padres y la seguridad respecto de la identidad sexual es una carga pesada a la hora de revelar la situación.
Protagonistas que contaron sus experiencias.
La publicidad jugaba con el terrible momento de revelar la verdad. El joven se paraba delante del padre, que leía el diario, y le decía. "Papá, tengo que decirte algo: soy brasileño". El gesto del padre acusaba el golpe. El corto salió en tiempos del Mundial, y era realmente gracioso. Mucho menos divertido es, en cambio, el momento en que un joven debe revelarle a sus padres su condición de homosexual.
Salir del closetsuele generar una revolución en las familias y un sufrimiento en los protagonistas.
Para María Rachid, de la organización lésbica
La Fulana, si bien no se puede generalizar, en el común de los casos el miedo al cómo reaccionarán los padres suele ser un factor con mucho peso para aquellos que intentan blanquear su verdadera identidad sexual. Pero la seguridad respecto a los que les pasa y sienten también es decisiva.“A veces todavía tienen vergüenza o piensan que lo que están haciendo está mal entonces es difícil compartir con otro lo que les pasa. Tienen mucha homofobia internalizada. Pero si la persona está segura va a poder desprenderse de estos parámetros culturales
discriminatorios. Aunque siempre va a estar el miedo a perder un vínculo ya que no se puede prever la reacción del otro”, expresó Rachid.Pablo (20) vivió un largo proceso de aceptación: “A eso de los 15 lo negué con todo el corazón y recé para cambiarlo. En ese momento pensé que era el único gay del mundo y que todos iban a odiarme. Pero a los 19 me di cuenta que lo que me pasaba no iba a cambiar así que me tuve que aceptar y tratar de sentirme a gusto con mi sexualidad. Busqué por Internet gente que estuviera en la misma que yo. Primero en otro país y después en Buenos Aires y así fui conociendo amigos. Aunque todavía no tuve el valor de contárselo a toda mi familia”.
Pese a esto el presidente de la
Comunidad homosexual Argentina (CHA), Cesar Cigliuti, sostuvo que en la actualidad los padres son más abiertosa aceptar la condición sexual de sus hijos que lo que eran antes. “Hoy la información que circula por los medios logró que los padres disocien homosexualidad de enfermedady eso ayuda a que se acerquen y busquen contención y asesoramiento. Y a que los homosexuales puedan expresar su condición. Hace 23 años una lesbiana podía morirse sin que nadie sepa que era gay. Hoy eso ya no es tan así”, expresó Cigliuti. A su vez, afirmó que en la actualidad “los chicos tienen más necesidad que antes de decírselo a sus padres. Tardarán un poco más o un poco menos porque tienen que animarse. Pero se trata de otra generación”.
Claudia(38) es madre de Mariela (16) quien declaró su homosexualidad a los 15 años. ”Una noche llegó muy nerviosa y me lo dijo. Yo lloré pero la apoyé. Me imaginé que revelarmelo a mí le habría costado mucho. Fue fuerte pero lo asumí, lo acepté. No tuve problemas en reconocerla como lesbiana. Es verdad que no me lo imaginaba porque ella no me había dado indicios y eso me impactó. Pero me importó mucho más lo que sentía ella y cómo lo iban tomar todos aquellos que la rodeaban. Me preocupé más por si ella sufríaque por lo que me pasaba a mí. Y ya a esta altura no veo diferencias entre si es hetero u homo. Sólo quiero que sea feliz”.
Sin embargo, no todos tienen la valentía de Mariela. Verbalizar, poner en palabras los sentimientos siempre es difícil y más aún en estas situaciones.
Ese es el caso de Pedro (27) que sostuvo que sus padres “siempre lo supieron, lo presintieron. Hasta que a los 21 empecé a salir de noche y volvía al otro día (cosa que ante no hacía) y mis viejos no sabían dónde iba. A eso se le sumaron llamados de chicos a casa. Y bueno un día cuando volví de bailar me agarró mi viejo y me preguntó de dónde venía, a dónde iba, con quién salía, quienes eran los hombres que llamaban, porque el no quería una persona rara en la casa. Yo no pude decir nada y el que calla, otorga”. Al día siguiente, contó Pedro, no se habló del tema y todo siguió su curso como si nada.
Para Sebastián (19), que está de novio hace 9 meses, las cosas son aún más difíciles: “Mis padres todavía no lo saben. Pero sé por mi hermana que mi madre lo sospecha. Muchas veces durante el año pasado traté de decírselos pero nunca tuve las agallas necesarias. Mi hermana mayor lo sabe porque un día vino y me encaró, y negarle las cosas no tenía sentido porque sabía que ella estaba al tanto. No lloramos ni nada y le conté quién era mi novio, mis amigos, y adónde salía”.
Pablo (25), si bien nunca pudo decir las cosas con todas las letras, sabe que su condición de homosexual no es desconocida por nadie: “Yo se que ella –la madre- sabe, y viceversa, pero ninguno se anima a confesarlo. Es raro, no se por que no se lo cuento, no se por que le tengo miedoo pánico a ella, creo que tengo miedo de que sufra tras la confirmación porque soy hijo único. De todos modos, en el fondo sabe. Sabe quién es mi novio, que mis amigos son gays y a donde voy a bailar”, contó Pablo que cuenta el tiempo que lleva sin poder blanquear lo que le pasa y ansía que llegue el día en que venza sus miedos y pueda hacerlo.
DEDICADO A ITZEL ...
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Este es un tema que a mí me inspira mucho respeto, por favor comentar con el mismo respeto....gracias