sábado, 3 de enero de 2009

Decir que soy gay. Cuándo. A quién.




Hay una regla que se dice ser acertada, simple, útil pero también, poco empleada. La observancia de esta regla a la hora de comunicarnos, se dice que logra que la palabra tenga eficacia. La regla dice así:

"Di lo que se debe decir
en el momento en se debe decir
y a quién debe decirse "



Decir lo que debemos decir, sería un producto de nuestra razón, no de nuestras emociones. Yo debo decidir intelectualmente qué se debe decir. La palabra estaría hecha para transmitir básicamente ideas y no como creen unos, sólo sentimientos o percepciones subjetivas.


La oportunidad de nuestra comunicación es una cualidad que no siempre acertamos en tener. Cuántas veces nos hemos arrepentido de haber dicho algo por ser un tiempo inconveniente. Una verdad dicha en un mal momento, pierde todo su beneficio y su eficacia.


El saber a quién dirigir nuestro mensaje es otro arte que pocas veces aparece entre nuestras relaciones. Nuestros procesos de comunicación comienzan muy bien: desde el emisor, el mensaje enviado logra traspasar bien las barreras y alcanza a un receptor. Pero al llegar, nos damos cuenta que él no debía recibir nuestro mensaje por ser “número equivocado”, o porque no puede hacer nada de lo que solicitamos o deseamos, o porque no le interesa. Simplemente, no es el idóneo para recibir nuestra información.


Lo que se busca es que la “palabra” sea eficaz y no un obstáculo para nuestro propósito de comunicarnos.




Decenas de muchachos me solicitan consejo acerca de si “deben o no, confesar a sus padres -u otras personas cercanas- su homosexualidad”. Yo siempre les he contestado lo mismo con las siguientes preguntas, haciendo referencia a la comentada regla: .
1. ¿Es preciso hablar de tu sexualidad, afectividad y genitalidad? ¿Debes decirlo o te provoca decirlo? ¿No es acaso una cuestión que pertenece a tu esfera privada y que no concierne a nadie más? ¿O es un asunto que debe ser compartido?
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2. ¿Es preciso que en este momento lo hables? ¿Tienes esa seguridad acerca de la ocasión de hablarlo? Si la tienes, dime ¿Qué acontecimiento determinante ha sucedido para que tengas esa convicción? ¿Por qué tienes que contarlo ahora y no dentro de un año? ¿Por qué no lo has contado antes?
.
3. ¿Son tus padres las personas que deben saberlo? ¿Saben ellos todo acerca de tu vida o quieres que así sea? ¿Te escucharán como tú quieres? ¿Escucharás a ellos? Es decir, ¿estás dispuesto a la retroalimentación de ese proceso llamado comunicación?
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Amigo, la contestación es para ti mismo...

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