sábado, 10 de enero de 2009

LA TRANSEXUALIDAD MASCULINA


Sexo, género y sexualidad:

Por sexo entendernos todos aquellos caracteres físicos y biológicos, incluidos nuestras gónadas y nuestros genitales, y por el que pasamos a ser hombres o mujeres según sean estos unos u otros (sexo de asignación). Hay varios tipos de sexo, el cromosómico, gonadal, genital, psíquico y social. Normalmente todos ellos coinciden, y entonces se adopta el rol sexual esperado. Si el psíquico no concuerda con los restantes, hablamos de una discordancia con el rol presumiblemente esperado y se adopta una identidad de género distinta

En principio, el sexo y el género no conllevan a un determinado tipo de sexualidad (en su globalidad) ni a una determinada orientación sexual. Así, la orientación sexual es la atracción física hacia una persona por razón de su sexo (que puede ser heterosexual o homosexual, básicamente), mientras que la identidad sexual es el rol que adopta socialmente uno mismo, sea éste el esperado o no por razón de su sexo asignado. Por tanto, no hay que confundir la transexualidad con la homosexualidad ni con el travestismo, pues en ellos intervienen diferentes factores de los que resultan comportamientos diferentes, y en ningún caso no patológicos en sí mismos.

La homosexualidad implica relaciones afectivas y/o sexuales entre personas del mismo sexo, es decir, entre dos hombres (gays) o entre dos mujeres (lesbianas). El homosexual se siente a gusto con su propio sexo (biológico) y con todos sus caracteres primarios y secundarios, es decir, no experimenta ningún rechazo hacia su morfología sexual (genitales,...). Por tanto, solo se diferencia del heterosexual por su orientación sexual.

El Travesti es aquella persona que se viste con ropas del otro sexo para satisfacer un deseo erótico-fetichista, pero de ninguna manera desea un cambio real de sexo, ya que se siente plenamente identificado con el sexo de nacimiento.

Dado que la identidad sexual y la orientación sexual son dos conceptos distintos, no excluyentes entre sí, los transexuales pueden ser homosexuales, heterosexuales, bisexuales o asexuales (al igual que el resto de la población). Así, hay transhomosexuales o transheterosexuales, siendo un transhomosexual aquél o aquella que tras un cambio de sexo, mantiene una relación con una persona del mismo sexo social al cual o ella pertenece ya en la actualidad.

Sinónimos:

Transexualidad = Disfória de Género = Trastorno de la Identidad Sexual — Trastorno de la Identidad de Género (TIG) = Trastorno de la Identidad Sexual de Género = Gender Identity Disorder (GID)

Definición:

El término transexualidad fue citado por primera vez por Hary Benjamin en 1953, quién matizó la definición, ya ofrecida antes por Cauldwell.

La transexualidad es el deseo irreversible de pertenecer al sexo contrario al genéticamente establecido (o sea, al de nacimiento, ratificado por sus genitales) y asumir el correspondiente rol (el contrario del esperado), y de recurrir si es necesario a un tratamiento hormonal y quirúrgico encaminado a corregir esta discordancia entre la mente y el cuerpo.

La transexualidad no es una elección. Por tanto, se nace transexual. Aunque no se conoce el origen de este trastorno, existen básicamente dos teorías al respecto, aunque es probable que sea el resultado de múltiples factores. La teoría psicológica sostiene que en algún momento de la vida del transexual (especialmente en los primeros años de vida), se produce un trauma y, por tanto, cree que la afloración de este trauma a la superficie debería curar al transexual. Actualmente y tras intentos fallidos de curaciones de transexuales está siendo relegada por la teoría biológica, que por el contrario, se basa en la existencia de diferencias biológicas entre los transexuales respecto de los demás individuos. Últimamente, presta mucha atención a los baños de hormonas durante el desarrollo prenatal y su posterior influencia en el desarrollo de la identidad del individuo, y considera que el tratamiento más viable es la terapia hormonal y la intervención quirúrgica.

REASIGNACIÓN QUIRÚRGICA DE SEXO.

Femenino a Masculino.

La reasignación quirúrgica del nueva sexo es el proceso final del tratamiento médico-quirúrgico del Trastorno de la Identidad sexual. Con ello se quiere decir que previamente a una intervención quirúrgica en a que se pretenda amputar unos árganos y reconstruir otros hay que haber “cubierto” ciertas etapas indispensables:

1.- Valoración Psicológica en profundidad. Psicoterapia.

2.- Harmonización. Tratamiento y control del tratamiento hormonal.

3.- Completar un período mínimo de 18 meses viviendo con el nuevo rol

4.- Revaloración Psicológica. Asesoramiento médico-legal.

5.- Intervención quirúrgica.

El proceso quirúrgico para completar una reasignación de sexo masculino puede conllevar múltiples intervenciones, dependiendo especialmente del procedimiento escogido para la reconstrucción del pene y de otros tratamientos quirúrgicos encaminados a destacar mas la morfología masculina. Básicamente hay dos fases:

1a•~ Fase:

En ella intervienen por un lado un Ginecólogo experto en técnicas endoscópicas y un Cirujano Plástico con experiencia en este tipo de intervenciones. Se realiza conjuntamente y b.~jo Anestesia General, la Histerectomía-anexectomía (extirpación de Utero, ovarios y anexos), por vía endoscápica (sin necesidad de realizar grandes incisiones en el abdomen o en la vagina). En el mismo tiempo quirúrgico se realiza la mastectomía (amputación de las mamas) cuyas cicatrices resultantes pueden ser prácticamente invisibles si las mamas eran pequeñas o muy visibles si las mamas eran grandes.

Fase:

El número de intervenciones que se han de realizar en esta fase para realizar la reconstrucción de los genitales externos depende especialmente de las características del pene que se intente conseguir y de las características personales de cada paciente.

Básicamente hay que escoger entre dos tipos de procedimientos en base a que lo que se desee sea un tipo de pene u otro.

a) Pene eréctil, con toda la capacidad para el orgasmo conservada, pero de pequeño tamaño.

Mediante una compleja técnica llamada Metaidoioplastia, es posible conseguir en una sola intervención la reconstrucción de un neo-pene a partir del clítoris original. Este clitoris se atarga mediante unas técnicas quirúrgicas determinadas, conservando toda la inervación y su poder erógeno, con la capacidad orgásmica original y con capacidad eréctil. Además se realiza una reconstrucción uretral que permite llevar la uretra hasta el nuevo glande permitiendo orinar en bipedestación (de pié).1

En ocasiones es posible realizar también en el mismo tiempo, la reconstrucción de los testículos mediante unas prótesis. La limitación de esta técnica está en el tamaño del pene que va a depender del tamaño original del clítoris tras el tratamiento hormonal, y de la cantidad de piel y tejido subcutáneo que pueda liberarse. Es decir que el resultado, en cuanto a tamaño se refiere y por bueno que sea, siempre será el de un pene pequeño que puede variar en posición de reposo (sin erección) entre la mitad de un dedo meñique o en el mejor de los casos el tamaño de un dedo pulgar.

b) Pene de tamaño normal pero con Iimitaciones fisiológicas.

Reconstruir un pene de unas dimensiones determinadas (longitud : de 12 a 18 cm. y diámetro : 3-4 cm.) requiere de varias intervenciones y presenta por otro lado varios inconvenientes. La primera intervención necesaria es la Transposición uretral que consiste en reconstruir una uretra que se coloque por encima de la posición del clítoris para poder luego anastomosarse al nuevo pene.

En esta misma intervención se colocan las prótesis testiculares. La segunda intervención (al cabo de 6 meses) consiste en la colocación de un expansor (bolsa hinchable para “crear” piel que se coloca debajo de la zona de donde se va a sacar el tejido para reconstruir el pene). A veces esta 2a operación no es necesaria. La tercera Intervención (al cabo de 6 meses de la 20) es en la que realmente se procede a reconstruir el nuevo pene y a llevado ya a su posición “normal” suturando los nervios del nuevo pene a uno de los nervios del clítoris. El pene así reconstruido es de buen tamaño y permite orinar en bipedestación pero NO es sensible, NO es eréctil y NO produce por si solo orgasmos, además suele dejar importantes cicatrices visibles y extensas en el área de donde se saca el tejido para la reconstrucción. Al cabo de unos 2 años el nuevo pene puede ser ya completamente sensible y erógeno, por lo que se puede realizar la cuarta intervención que consiste en la colocación de unos implantes protésicos para conseguir la rigidez del pene e imitar la erección.

Todo este tipo de cirugías esta sometido a unos riesgos generalmente mínimos pero siempre posibles cuando se somete uno a intervenciones quirúrgicas bajo anestesia local o general, además hay que valorar las posibles complicaciones que independientemente de la excelencia con que se realicen las intervenciones, pueden aparecer. El éxito de una reasignación quirúrgica de sexo depende finalmente en que todos los tratamientos previos con el Psiquiatra y el Endocrinólogo se hallan llevado a término de la manera correcta en los espacios de tiempo necesarios.


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